¿Por qué nos gustan las tazas de acero esmaltado?

La historia del esmalte aplicado a los utensilios de cocina se inicia en Alemania hace unos 250 años. Cuando durante la década de 1760 surge la necesidad de  encontrar un recubrimiento seguro, duradero e higiénico para las ollas y demás enseres de uso cotidiano que hasta entonces eran de hierro fundido.

Pero no fue hasta finales de 1800 cuando se dio con la fórmula adecuada que tuvo una gran aceptación gracias a sus excepcionales cualidades, a su resistencia y su bajo coste. Poco a poco fueron apareciendo fabricantes en Europa y América, la producción se disparó y  los artículos se convirtieron en algo cotidiano e imprescindible dentro y fuera de los hogares de todo el mundo.

Su uso ha perdurado en el tiempo y todos recordamos las tazas y cazos de nuestras abuelas que ya se han convertido en un símbolo de los valores del pasado.    

Nuestras tazas están fabricadas en España, en acero de buen espesor al que se le aplican dos capas de esmalte y se cuecen a alta temperatura. El resultado es un acabado suave, brillante, libre de sustancia tóxicas, de gran resistencia, fácil limpieza y químicamente inerte. Son adecuadas para usarse en cocina de gas, vitrocerámica o fuego directo. Aptas para bebidas calientes o frías o para cocinar en ellas.

Son sostenibles y ecológicas. Perfectas para el uso al aire libre, camping, caravana o en casa y están fabricadas para durar mucho tiempo. Además, podemos convertirlas en algo único y personal, ya que podemos personalizarlas de forma duradera desde solo dos unidades.

Por eso  nos gustan.

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